16 de mayo de 2024 (12:12 hrs).-La inusual aparición de auroras boreales en lugares alejados del círculo polar ártico donde no son comunes fueron el resultado de una tormenta solar geomagnética que emitió una fuerte llamarada de nivel X1.0 en la escala de medición.
Para que este fenómeno pudiera ser apreciado se necesitó de la combinación de la radiación solar con el campo magnético de la tierra y, de acuerdo con los expertos, en los próximos días podría haber otra tormenta geomagnética que podría traer consecuencias.
Las consecuencias que tendría una tormenta solar geomagnética
Aunque las tormentas solares son inofensivas para nuestro planeta, las tecnologías actuales sí pueden llegar a sufrir afectaciones por su exposición a este fenómeno, mismas que incluso podrían llegar a ser devastadoras.
Durante este 2024, el planeta se ha visto expuesto a los fenómenos solares cíclicos que pueden afectar directamente en las comunicaciones; sin embargo, para que una tormenta se convierta en geomagnética tiene que combinarse varios factores como llegar a un punto máximo y tener varias horas de duración.
De acuerdo con el sitio SciTechDaily, la tormenta que emitió el Sol el pasado 12 de mayo con una clasificación de X1.0, llegó a su punto máximo a las 12:26 p.m., hora del Este de Estados Unidos.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó que la región del sol responsable de las tormentas geomagnéticas es el área AR3664.
Afectaciones por una tormenta geomagnética:
- Interrupción en suministro de agua
- Fallas en los sistemas de transporte
- Fallas en tecnología digital
- Fallas en el servicio eléctrico
- Crisis sanitaria como consecuencia de la falta de servicios de agua y luz
La tormenta solar geomagnética más fuerte registrada
Han pasado 165 años desde la última vez que una tormenta solar geomagnética pudo tener consecuencias fatales en la tierra; sin embargo, en aquel momento la tecnología aun no jugaba un papel fundamental en la vida de los humanos.
En 1859, el astrónomo Richard Carrington presenció una explosión de luz blanca en la superficie del Sol que generó enormes llamaradas que equivaldrían a 10 mil millones de bombas atómicas.
Aquella tormenta, conocida como evento Carrington, generó la aparición de auroras boreales en todo el planeta con la posibilidad de ser visibles incluso en Cuba, Chile y Australia, aunque sin consecuencias debido a la nula tecnología con la que se trabajaba en esos días.