04 de Diciembre de 2023, (06:30 hrs). -Poco después de su fuga del Penal de Puente Grande, Jalisco en 2001, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán se comenzó a mover sus fichas para evitar su regreso a prisión.
Al igual que ocurrió en 1998 mientras se encontraba tras las rejas, el capo logró contactar a la Administración de Control de Drogas (DEA) a través de sus familiares.
Según testimonios del exagente Joe Bond —anterior supervisor de la agencia antidrogas asignado a la Ciudad de México— retomados por Noah Hurowitz en su libro El Chapo: la historia no contada del narcotraficante más infame del mundo, durante el verano de 2001 llegó a la Embajada de Estados Unidos Griselda López Pérez, segunda esposa de ‘El Chapo’, para solicitar una visa.
Bond fue alertado por la presencia de López Pérez en el lugar y acudió enseguida para hablar con ella. Griselda lo reconoció de inmediato y le dijo que Arturo Guzmán Loera, alias ‘El Pollo’, quería hablar con él. Dos semanas después, el teléfono de Bond sonó. Del otro lado de la línea estaba Arturo, el hermano menor de ‘El Chapo’.
El miembro de la DEA sabía que tenía entre manos una oportunidad única para obtener información y temía que la participación de agentes mexicanos pusiera en riesgo la operación. Sin embargo, necesitaba el permiso de una persona en especial: Genaro García Luna.
Para esas fechas, García Luna era el director operativo de la Policía Judicial Federal (PJF) y ya era reconocido como un personaje cercano a la comunidad diplomática de EEUU. Bond temía que involucrar a las autoridades locales pudiera llevar al arresto de ‘El Pollo’ y pusiera en duda su confiabilidad para futuros informantes, pero el potencial de esa reunión era demasiado como para no arriesgarse.
García Luna dio el visto bueno para que Bond charlara en persona con ‘El Pollo’ bajo una condición: él tenía que estar presente en la reunión.
El agente de la DEA creyó que esto sería imposible debido al alto perfil del funcionario, pero este insistió. “Sólo dile que soy tu escolta”, dijo García Luna.
Bond llamó a ‘El Pollo’ y en septiembre de 2001 se encontraron en un lujoso hotel a sólo 15 minutos de la embajada estadounidense. Para ese entonces, García Luna acababa de ser nombrado titular de la nueva Agencia Federal de Investigación (AFI).