20 de Enero de 2024, (08:00 hrs).-Sanjuana Martínez, última directora de Notimex, quiere pasar a la historia como víctima de la podredumbre de la prensa, la extorsión del sindicalismo corrupto y el fuego amigo de la Secretaría del Trabajo, pero esa no es toda la verdad.
Invito a los lectores a leer su versión de los hechos en “Lo que hay detrás del conflicto en Notimex”, relato publicado en La Jornada el 8 de enero de 2024 (después de los decretos de extinción y liquidación de Notimex), el medio impreso que recibe más publicidad del gobierno de la 4T, sólo superado por Televisa y TV Azteca.
La “verdad” de Sanjuana es un relato engañabobos con villanos predecibles como líderes sindicales tranzas, empleados holgazanes, padrinos mafiosos, traidores detrás del presidente López Obrador, dinero para la campaña de Claudia Sheinbaum y hasta el Departamento de Estado de Estados Unidos financiando campañas de descalificación vía Artículo 19, el cóctel perfecto para una temporada de House of Cards.
El 21 de diciembre de 2023, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto de extinción de Notimex, la abrogación de la Ley que crea la Agencia de Noticias del Estado Mexicano y, al día siguiente, las bases para la liquidación de Notimex, que nadie salió a defender. El Senado también aprobó el decreto presidencial de extinción con mayoría de Morena, el PT y el PVEM con 59 votos a favor, 44 en contra y 2 abstenciones, después de 55 años de existencia de Notimex y 1,408 días de huelga desde el 21 de febrero de 2020.
La revelación más explosiva de Sanjuana es que desde la Secretaría del Trabajo de Marath Bolaños, le dijeron que tenían que entregar 20% de las liquidaciones para la campaña de Sheinbaum, a cuya condición Sanjuana se negó. A lo que no se negó desde el principio fue a reducir 30% la nómina de los trabajadores, como ocurrió en todo el gobierno federal bajo el pretexto de la austeridad republicana, para que esos recursos pasaran a financiar los programas sociales de AMLO como “Jóvenes construyendo el futuro”.
Un sector de los medios, los periodistas y los analistas que critican el gobierno y las políticas de AMLO han visto en esta revelación de Sanjuana una señal para exonerarla y santificarla con tal de atacar y criticar a la 4T y su candidata, pero la errática operación de Notimex es indudable.
Sanjuana denuncia en su escrito a los líderes sindicales corruptos y chantajistas del SutNotimex (Conrado García Velasco y Adriana Urrea) quienes, a través de personeros, le pedían 500 mil pesos mensuales por concepto de “apoyo”, un fenómeno tan lamentable como poco sorprendente, porque sabemos que existen líderes sindicales con esas características y vocación extorsionadora.
Dice que el SutNotimex manejaba la línea editorial, el presupuesto, la contratación y el despido de personal, algo lógico porque, como Sanjuana reconoce, 80% de la nómina era sindicalizado.
Sin embargo, Notimex siempre fue una agencia oficialista y gobiernista, que Sanjuana no sólo no se interesó en modificar, sino que la degradó aún más hasta convertirla en una agencia propagandista de AMLO y la Cuarta Transformación. La decisión de hacer propaganda fue personalísima de ella.
Fue Sanjuana, no el SutNotimex, quien acudió a las conferencias de prensa del Presidente, a pesar de que la ley de 2006 de Notimex dice que “toda información que genere o transmita la agencia por cualquier medio de comunicación, deberá realizarse con absoluta independencia editorial frente a cualquiera de los Poderes de la Unión o de las Entidades Federativas”.
La Ley que crea la Agencia de Noticias del Estado Mexicano también tiene definiciones importantes como la cláusula de conciencia, un código de ética e incluso un Consejo Editorial Consultivo, cuyos integrantes renunciaron por “abusos de autoridad, acoso laboral, desvío de recursos públicos, así como la tentativa de utilización de recursos humanos y materiales para campañas de acoso al libre ejercicio del periodismo”.
Sanjuana explica que la nueva líder sindical era una aviadora que trabajaba en la Bolsa Mexicana de Valores, que muchos reporteros ya no salían a cubrir eventos y que había empleados con permisos de goce de sueldo o que hacían nada, lo cual tampoco sorprende porque, seamos honestos, en los gobiernos y en los sindicatos siempre hay personas flojas vividoras, aunque no todas.
Sanjuana denuncia que un grupo de editores y reporteros sindicalistas de la redacción torpedeaba la actividad cotidiana con errores garrafales en las notas cometidos a propósito y luego difundidas en la prensa abiertamente en contra del gobierno, algo realmente muy grave, pero no controlado por ella.
Acusa a Arturo Alcalde, padre de la entonces Secretaria del Trabajo, Luisa Alcalde, de conflicto de interés y de ser el operador político del SutNotimex, de pedirle reinstalar a 28 trabajadores sindicalizados despedidos o de sufrir las consecuencias como crearse mala fama o sufrir una campaña de desprestigio, pero eso hacen los líderes sindicales: defender a sus agremiados aunque sean indefendibles.
La campaña de desprestigio a la que se refiere fueron las investigaciones realizadas por Artículo 19, “una ONG financiada por el Departamento de Estado de la Unión Americana” (aunque también hay medios públicos que reciben apoyos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional o USAID) y el estudio de Signa Lab del Iteso, “Ataques selectivos: estrategias de desprestigio y descalificación. El caso de experiodistas de Notimex”, que documentó “ataques coordinados a periodistas” realizados por “personas que operan de manera intencional y coordinada” contra informadores que trabajaron en la agencia de noticias y que “mostraron inconformidad por la actuación de las autoridades de Notimex”.
A pesar de tener todo en contra, Sanjuana se cura en salud y sostiene que en tan solo un año le dimos la vuelta a la agencia: “recuperamos los géneros periodísticos [aunque varias notas salían editorializadas o eran vil propaganda], fundamos NotimexTV y VerificadoNotimex. Empezamos a digitalizar la fototeca y reorganizamos la estructura editorial para ampliar nuestra cobertura. Establecimos convenios con agencias de noticias del mundo”.
Lo que Sanjuana no menciona es que cuando asumió la dirección en marzo de 2019, Notimex tenía 449 clientes; en diciembre del mismo año bajó a 412: en nueve meses la agencia perdió 37 clientes. En 2019 proyectó vender 42 millones de pesos; sólo vendió 29.5 millones. El SutNotimex todavía no estallaba la huelga y Notimex ya había perdido clientes y no había alcanzado sus proyecciones de ventas, es decir, ya era evidente -incluso antes de la pandemia- la mala administración de la agencia.
Sanjuana asegura que “no podía inmiscuirse en la vida sindical”, pero confiesa que Jesús Ramírez, coordinador General de Comunicación Social, “no cumplió su promesa de arreglarme el problema con el sindicato antes de mi llegada a la dirección”. Si el problema era el sindicato, pudo liquidarse sin extinguir la agencia, como ocurrió con el sindicato del Canal Once en el sexenio de Salinas.
También se queja de que “tampoco los medios públicos a cargo de Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, abordaron el conflicto laboral”, cuando su atribución sólo es de coordinación con los medios públicos federales, no de dictar líneas editoriales.
Capital 21, el medio público oficialista del gobierno de la CDMX, informó las prácticas de corrupción en la agencia en el sexenio anterior, “no sólo de contrataciones, sino de viajes al extranjero de algunos reporteros, editores y el secretario general del sindicato (Conrado García), que no tenían un fin estrictamente periodístico y que se sufragaron con dinero de Notimex”.
La dirección de Sanjuana y la extinción de Notimex invitan a una reflexión profunda sobre el papel de las agencias de noticias estatales, el derecho a la información y la libertad de prensa. ¿La extinción fue una decisión necesaria para el gobierno o fue una víctima de la política? Lo cierto es que como directora de Notimex, su desempeño está sujeto a escrutinio público y a la crítica.
La pregunta que debemos formular es a quién conviene la extinción de Notimex. Beneficia al gobierno al eliminar una fuente de críticas o informes incómodos. La gestión de la agencia estaba bajo el control del gobierno con una persona problemática que demostró no tener la capacidad para resolver los conflictos internos. La extinción consolida el control sobre la narrativa informativa a través de las conferencias de prensa mañaneras.
También es una oportunidad para otros medios y agencias de noticias, públicas y privadas, para ocupar el espacio informativo que deja vacante. Desde luego, para los trabajadores en términos de indemnizaciones y compensaciones. Si la gestión de Notimex estaba vinculada a controversias y críticas, la extinción es vista favorablemente por quienes perciben la agencia como parcial y oficialista.
Desde una perspectiva más amplia, la extinción de una agencia de noticias pública plantea preguntas sobre la relación entre el Estado y los medios de comunicación en una democracia. La independencia de los medios públicos es esencial para garantizar un flujo de información imparcial, plural, diverso y crítico.
Finalmente, la desaparición de una agencia de noticias estatal aumenta la dependencia hacia las redes sociales para obtener información. Las plataformas como Twitter, Facebook, YouTube y TikTok se han convertido en fuentes de noticias para muchas personas. La falta de una agencia de noticias creíble lleva a una mayor búsqueda de información en dichas plataformas.
En X Sanjuana remata que “casi todo es negociable, menos los principios”. Los principios rectores de Notimex estaban escritos en su ley de creación y no eran negociables: independencia editorial, veracidad, imparcialidad, objetividad, equidad y responsabilidad. Sanjuana: en esta trama no eres una santa ni una mártir y la historia no te exonerará.
