4 de enero de 2025 (18:05 hrs).-(MuyInteresante) Un estudio reciente arroja luz sobre una parte fascinante de la historia de los pueblos germánicos y su interacción con el Imperio Romano. La investigación revela prácticas guerreras mucho más sofisticadas de lo que se sabía. Según una investigación publicada en la Praehistorische Zeitschrift, los guerreros germánicos habrían utilizado rituales y estimulantes naturales para potenciar su rendimiento en combate. Esto les ayudaba a superar el miedo, la fatiga y el dolor durante las intensas batallas contra Roma. El hallazgo no solo nos ayuda a conocer más sobre la estrategia militar de las tribus germánicas. También demuestra un nivel de conocimiento farmacológico y organizativo mucho más avanzado de lo que se asumía.
El equipo de investigación, liderado por el arqueólogo Andrzej Kokowski de la Universidad Maria Curie-Skłodowska, descubrió una serie de 241 artefactos metálicos, hallados en 116 yacimientos de diferentes lugares de Europa Central y del Norte, principalmente en Escandinavia, Alemania y Polonia. Estos objetos, de un tamaño relativamente pequeño, incluían cucharas con mangos de entre 40 y 70 milímetros, y cuencos o discos con diámetros de 10 a 20 milímetros. A simple vista, no tenían un propósito evidente y desconcertaban a los investigadores, ya que no se asociaban directamente con armas o herramientas convencionales de la época.
Lo que inicialmente parecía un conjunto de objetos poco significativos resultó ser mucho más intrigante. Tras un análisis exhaustivo, los investigadores concluyeron que estos utensilios eran dispensadores de sustancias estimulantes. Estaban diseñados específicamente para medir y administrar dosis de compuestos naturales, probablemente utilizados por los guerreros germánicos para aumentar su resistencia en combate, disminuir el miedo y mejorar su agresividad. La existencia de estos dispositivos sugiere un conocimiento sorprendentemente avanzado de los efectos de ciertas plantas y hongos sobre el cuerpo humano.
Una estrategia guerrera sofisticada
El uso de sustancias estimulantes no era ajeno a muchas culturas de la antigüedad. Los antiguos griegos y romanos ya utilizaban drogas como el opio para diversos fines, incluidos los médicos y ceremoniales. Sin embargo, el estudio de Kokowski y su equipo revela que los pueblos germánicos, a menudo considerados “bárbaros” y primitivos por los romanos, también tenían una comprensión de los efectos psicoactivos de diversas sustancias. Los utensilios encontrados, en algunos casos elaborados con metales preciosos como la plata, no solo servían como herramientas prácticas, sino también como símbolos del conocimiento que poseían estos pueblos sobre los efectos y riesgos asociados a estas sustancias.
Entre las plantas y hongos identificados por el equipo, se encuentran el opio (extraído de la amapola), el cáñamo, el beleño, la belladona y diversos hongos alucinógenos como el Amanita muscaria y el ergot. Estos compuestos son conocidos por sus efectos psicoactivos, capaces de inducir estados de trance, euforia o agresividad controlada. Los guerreros germánicos probablemente recurrían a estas sustancias para superar el miedo y el agotamiento físico y emocional que conlleva la guerra. De esta manera, los estimulantes no solo les ayudaban a resistir la fatiga durante los largos combates cuerpo a cuerpo, sino que también les otorgaban una agresividad extra, ayudándoles a mantener el ímpetu necesario para enfrentarse a un enemigo tan formidable como el ejército romano.
La dosificación controlada: un arte y una ciencia
Los artefactos encontrados revelan que las sustancias no se administraban de manera indiscriminada, sino que se medían cuidadosamente antes de ser consumidas. Los dispensadores estaban diseñados para distribuir dosis precisas, lo que sugiere un conocimiento detallado sobre cómo estas sustancias afectaban al cuerpo humano. Un uso incorrecto de estas plantas podría resultar en efectos secundarios peligrosos, como alucinaciones incontrolables, delirios, o incluso la muerte. Por lo tanto, el control de las dosis era esencial para garantizar la eficacia de la estrategia.
Además de la preparación de estos compuestos, los investigadores sugieren que las sustancias podrían haber sido disueltas en alcohol o administradas en forma de polvo, lo que indicaría una sofisticación en los métodos de consumo y administración. Este enfoque medido resalta una comprensión profunda de la fisiología humana y la química de las plantas, algo que parecía fuera del alcance de las tribus germánicas en la percepción tradicional de los historiadores.
La economía detrás de los estimulantes
Una de las revelaciones más sorprendentes del estudio es la posible existencia de una red comercial de estimulantes. Los investigadores sugieren que el uso de estas sustancias podría haber sido una práctica extendida no solo entre los guerreros, sino también en un contexto económico y militar más amplio. La presencia de estos artefactos en múltiples yacimientos y regiones podría implicar una organización capaz de suministrar estos productos en los momentos clave de los conflictos, lo que da cuenta de una infraestructura logística avanzada que los pueblos germánicos empleaban para mantener su resistencia frente al Imperio Romano.
Este hallazgo sugiere que los guerreros germánicos no solo dependían de la fuerza bruta, sino que también incorporaban conocimientos avanzados sobre plantas y medicina en su estrategia militar, algo que probablemente jugó un papel crucial en sus victorias contra Roma. Los arqueólogos proponen que existía una “economía del trance” que sustentaba el abastecimiento de estas sustancias, algo que hasta ahora no se había documentado en las sociedades germánicas.
Uso ritual y cultural de los estimulantes
El uso de estas sustancias no se limitaba solo al campo de batalla. Los hallazgos sugieren que los estimulantes también desempeñaban un papel importante en las prácticas religiosas y chamánicas de los pueblos germánicos. Tal como ocurre en otras culturas, como las de Asia Central o el Cáucaso, donde el opio se usaba en ceremonias espirituales, los germanos podrían haber utilizado estos compuestos en rituales de iniciación o en momentos de conexión con lo divino. La presencia de opio en tumbas de mujeres asociadas con roles espirituales, como se ha documentado en el Cáucaso, también sugiere que estos compuestos tenían un significado cultural más amplio.
Este estudio cambia la visión tradicional de los pueblos germánicos como grupos bárbaros y primitivos. Lejos de ser simples guerreros sin una estructura organizativa compleja, los germanos demostraron una capacidad para integrar conocimientos botánicos y farmacológicos, así como para implementar estrategias militares innovadoras, a la par de otras civilizaciones avanzadas de la época. Este descubrimiento no solo desafía las percepciones sobre los germanos, sino que también nos invita a cuestionar los términos de "civilizado" y "bárbaro", que a menudo no reflejan la complejidad real de las sociedades antiguas.
